I
Como de costumbre se reproduce
el sádico espectáculo nuevamente:
yace en la calleja pedregosa
por displicentes transeúntes atropellada
la doncella del níveo cintilar.
Su ropa hecha jirones
y sus miembros magullados
acusan la maldad de los viandantes.
Fuera de su alcázar de hojas
sobre la ...