El viento silva triste en las astillas
la tarde se oscurece en el calvario
y el cielo, aquel lugar de maravillas
lo cubre como inmenso escapulario.
Es pálido el color de sus mejillas
su cuerpo permanece solitario
clavado en esa cruz y entre comillas
yo digo que es la cruz de mi rosario.
Son siglos de recuerdo, tradiciones
de un hombre que entregó su vida santa
en medio de conjuros y traiciones.
No importa si es leyenda o es verdad
pero es gesto de amor y entrega tanta
que yo cubro con él mi soledad.
La fé, es un jardín de flor de ensueños
cuando nace la fé, siempre habrá sueños.
Carlos Alberto/Gallnnet
Gracias por leerme.
Mar. 2007