De la obscuridad profunda de la mente urbana,
surgió el alma tibia para llenar la mística poesía.
Los pensamientos rápidos del hombre en agonía,
gobernaban la matriz de la fugaz ¡razón humana!.
El alma del hombre habló en tono firme y santo,
Dijo, La mente en recuerdos de antaño se guia.
Ha creado un ser cuyo desengaño aplaca la alegría,
Y yo su alma floto frente al grisáceo camposanto.
Aquella noche el alma confesó a la luz artesana,
veo en tu sufrimiento adjetivos con gran alevosía.
Angustia mordaz que en ideales tu vida dimana.
¿Acaso no puedes percibir mi voz sobrehumana?
La vida es el minuto consciente que clama el día,
del futuro inexistente es la razón y ¡ soberana!
El pasado no existe, es ¡ignorancia del demente!
Te aferras a los mensajes de tu vida adolescente,
Sin pensar que eres un ser superior ¡ omnipotente!
IVAN CARRASCO AKIYAMA
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