La amistad que mostré fue mal pagada,
el amor que brindé lo fue otro tanto.
Me entregué sin dudar. Señor, ¡qué espanto!
A la postre muy ruin fue la soldada.
Mas si obtuvo al final mi entrega nada
y aunque sufra por ello un desencanto
no se piensen que cejo ni me achanto:
Beneficios tendré tras mi jornada.
En mi Juicio sabrán mi sacrificio,
honradez ante todo y suma entrega:
Es mi lema de siempre, sin perjuicio
de obtener poca paga tras la brega.
Pero nunca busqué mi beneficio
y bastante obtendré si es que algo llega.
La gloria es del que la busca; la suerte de quien la encuentra.
¡Hola don Francisco!...
muchas veces nos toca vivir la decpción
de la amistad y eso duele porque se parece
a una traición, pero en fin...son cosas de la vida
a las que estamos expuestos.
Un soneto muy profundo, gracias por haberlo
compartido.
Un abrazo.
Antonia.
Un poema... ¡ Que mágica manera de decir que estoy presente !
Querida Antonia, no haré ningún comentario respecto a este soneto.
Tan sólo, agradecerle como siempre su presencia en mis versos.
Muchas gracias y muchos besos, mi estimada amiga.
Francisco
La gloria es del que la busca; la suerte de quien la encuentra.
Elegirla mal en este caso, no. Pero confiar demasiado en ella, posiblemente.
Te agradezco mucho tu constante presencia en mis poemas, estimada amiga.
Muchísimos besos.
Francisco
La gloria es del que la busca; la suerte de quien la encuentra.