Qué tal, don Francisco,
tanto tiempo, un excelente poema vivencial,
¡para qué luchar con el destino
si todo está en nuestra mente,
el amor y el desamor, por no decirle
el desafío y los desastres cotidianos.
Espero que esté pasando un buen invierno.
Un saludito.
María.
Muchas gracias, querida María. Y le ruego disculpe la demora en responderle, debida a incidentes familiares que sí vienen al caso.
Le agradezco mucho sus amables palabras y sus elogios, pero una vez más creo que no ha captado el sentido de mi poema o seguramente - más probable - yo no me he expresado bien. No es mi Destino el que me preocupa, ése ya lo tengo más que asumido tras recibir ahora mismo una carta de la Seguridad Social en la que me especifican que mi pensión anual de jubilación sobrepasará este año en poco los 11.000 euros. Mucho menos que lo que cobraba estando en activo y sin posibilidades ya de mejora salvo las que el Gobierno de turno quiera concederme, que será ridícula.
Me refiero en mi poema al futuro de algunas personas muy allegadas, por el cual sí me gustaría poder luchar. Pero tengo quince años más de los necesarios y ya no podré cambiarlo, desgraciadamente, por mucho que quiera. Como le hablo de incidentes familiares y personas muy allegadas no considero necesario ser más explícito, puesto que creo que sabe que tengo una hija que tuvo una niña hace ocho meses.
Le agradezco siempre su presencia en mis versos, amiga mía.
Muchísimos besos.
Francisco
La gloria es del que la busca; la suerte de quien la encuentra.
en verdad creo que está ayudando con ese destino torcido, porque lo reconoce, lo vigila, lo sufre.
lo demas depende de ese otro destino.
saludos, claudia
Bastante menos de lo que quisiera, estimada Claudia, porque mis posibilidades económicas y otros factores no me lo permiten. Pero pese a todo siempre será mi hija y la niña mi nieta.
Muchas gracias, amiga. Y muchos besos.
Francisco
La gloria es del que la busca; la suerte de quien la encuentra.