DIEZ AÑOS DE UN CRIMEN EXECRABLE - El villano en su rincón.

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Francisco Escobar Bravo
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Registrado: Dom Jun 10, 2007 9:29 am
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DIEZ AÑOS DE UN CRIMEN EXECRABLE - El villano en su rincón.

Mensaje por Francisco Escobar Bravo »

Estimados amigos: Hace cinco años, y a petición de una amiga de Valencia, comencé a escribir una serie de artículos de Opinión bajo este título, El villano en su rincón, como la obra de Lope de Vega. ¿Motivos de tal nombre? Madrid es una Villa, aunque sea la capital de España; luego yo soy un "villano", en la acepción gentilicia de dicho término. Y lo del rincón proviene de que tengo situado mi PC precisamente en un rincón voladizo de una balconera de mi casa.
Éste que os presento hoy es el artículo 243, si no estoy confundido. Normalmente, hablo casi siempre de Política Española; pero también a veces de opiniones particulares sobre usos y costumbres mundiales; por lo que quizás pueda interesaros a los que no sois españoles.
He solicitado el correspondiente permiso a la Directora del Foro para publicarlo y me ha aconsejado que lo colgara en Narrativa.
Mis opiniones sobre cualquier tema son mías y me hago totalmente responsable de las mismas. Aquellos que deseen leer alguno de los anteriores artículos pueden pedírmelo mediante mensaje privado y les indicaré dónde hacerlo, ya que no considero procedente darle publicidad a mi página en este Foro.
Así que, con vosotros, El villano en su rincón de esta semana:



- Diez años después de un crimen execrable -

Hoy se han cumplido diez años del asesinato de Miguel Ángel Blanco, en Ermua, (Álava). Miguel Ángel era un muchacho valiente y decidido cuyo único “pecado” fue presentarse como concejal del Partido Popular por su pueblo y, como tal, se convirtió automáticamente en un objetivo de la banda terrorista ETA. Objetivo que buscaron y que lograron alcanzar a su entera satisfacción esos canallas asesinos.
Muchas han sido las personas inocentes asesinadas salvajemente por los etarras y todas merecen idéntica consideración. Pero la muerte de Blanco, dadas las especiales circunstancias que en ella se conjuntaron, tuvo una especial relevancia. Durante dos días ETA tuvo en jaque a todo el Estado Español, exigiendo unas condiciones para no llevar a cabo la ejecución del prisionero imposibles de ser acatadas por ningún Gobierno. Y como no le fueron concedidas, procedió a realizar el asesinato más cobarde y criminal que puede darse: Puesto de rodillas, y de espaldas, le asestaron dos disparos en la nuca. ¡Cobardes!
La muerte de Miguel Ángel Blanco significó un cambio radical en la actitud del pueblo español respecto a su desprecio por la banda terrorista. Ese crimen alevoso conmovió a toda España y a todos los ciudadanos, fuesen del signo político que fuesen. Nos obligaron a darnos cuenta de que no se trataba de unos guerrilleros de la libertad sino tan solamente de una pandilla de facinerosos. No es que la muerte de otros ciudadanos, - civiles, militares, miembros de las Fuerzas del Orden Público -, no nos hubieran delatado ya la entraña criminal de la organización terrorista; pero la salvajada cometida en la persona del concejal de Ermua nos hizo comprender para siempre que estábamos inmersos en una guerra sin cuartel y no en unos meros actos de terrorismo, por muy vandálicos que estos fueran.
La verdad es que todos albergábamos la esperanza de que ETA no cumpliera su amenaza, pero en el fondo de nuestras mentes no estábamos tan seguros de que así fuese; mas la ilusión es lo último que se pierde y confiábamos siempre en ellos. Es muy diferente amenazar a cumplir tan torpes designios. Pero en este caso no hubo vacilación por parte de esos canallas. Igual que habían atentado alevosamente con coches bomba contra inocentes jóvenes guardias civiles y contra casas cuartel del Instituto Armado, después del terrible atentado de Hypercor años antes, tampoco esta vez les tembló el pulso. Y volvieron a matar.
Recuerdo aquella tarde de sábado como si fuese la de hoy mismo. Y supongo que a muchos nos ocurrirá lo mismo. Aquella noche celebrábamos una fiesta en el pub de mi propiedad, con la actuación de unos muchachos amigos que contaban cuentos, y me había quedado sin la bebida suficiente. El almacén donde habitualmente compraba se hallaba cerrado, así que tuve que acudir al establecimiento de El Corte Inglés cercano a mi domicilio. Como tenía aparcado el coche a medio camino de mi casa y del establecimiento comercial, decidí acudir andando. Me pasé en mis compras y la carga pesaba demasiado. Para colmo, en aquel instante me sentí atacado por unos vértigos que por entonces padecía; así que me detuve un instante en el interior del supermercado, a ver si me mejoraba, y fue entonces cuando me enteré de la noticia del crimen a través de los televisores allí instalados. Telefoneé a mi hijo para que acudiera a buscarme con el automóvil, pero como periodista en ejercicio que era en aquellos momentos me respondió que tenía que salir de inmediato para la Redacción del periódico donde trabajaba. Me armé de valor, pensé en que más habría sufrido el pobrecillo joven asesinado y como pude – muy a duras penas - conseguí llevar la mercancía hasta donde estaba el coche aparcado. Luego, ya me restablecí totalmente.
Aquella noche, cuando los artistas llegaron al pub mantuve una tensa charla con ellos. Por mi parte estaba decidido a suspender la velada festiva y que fuera como una noche más de sábado. Ellos también opinaban de igual forma, pero de repente tuvieron una férrea reacción y aseguraron que actuarían precisamente por esos dos motivos: Por no rendirse ante las exigencias de unos asesinos y como homenaje al asesinado.
Y la función se celebró en medio de un ambiente de tristeza.
¿Qué se ha conseguido desde entonces? Aparte de la detención de muchos de los miembros de ETA, que se siga ignorando – o queriendo hacernos ignorar – que ésta es una guerra sin cuartel. Incluso, con el actual Gobierno Socialista, se han llegado a celebrar reuniones con los asesinos para buscar una paz imposible. Pero desde luego que ha sido en vano. La canallesca y bárbara organización solamente busca un fin y, para conseguirlo, si ha de acabar con la vida de muchos Miguel Ángel Blanco no vacilará.
Entonces se inventó el célebre eslogan de: - ¡Basta ya! Pero parece que no será bastante hasta que no se les concedan todas sus peticiones o seamos nosotros, el pueblo español, quien acabe de una vez por todas con ellos.
¡Basta ya! Eso digo y deseo, y así acabo. Que Blanco descanse en paz y que su muerte no haya sido del todo inútil. Si a él le robaron la vida, que al menos a nosotros nos devuelvan la esperanza.
¡Hasta pronto!



Hoy se han cumplido diez años del asesinato de Miguel Ángel Blanco

Francisco Escobar Bravo

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