UNA ROSA...Y UN AYER...

[Olga San Isidro]

Hacia tiempo que pensaba en el suicidio, en acabar con todo, finalizar aquello. Todo desde que se dio cuenta de que su mente no hilaba fino, que algo la carcomía por dentro…..desde aquel día….
Retomando los recuerdos, alejo un momento la sensación de vacío que recorría su cuerpo todos los días, y recordó…..recordó….
Todo empezó tiempo atrás, en aquel bar, aquel bar de la esquina, del que era dueña desde hacia casi un siglo – o eso le parecía-

Aun podía sentir su olor, aun ahora podía escuchar la algarabía de voces, aun….aun podía ver, aquellos ojos cuando le pedía un café, aquella sonrisa….
De pronto, se abrió la puerta y sus recuerdos se alejaron, se fueron tal como habían venido,
-Doña Maria, su hija esta a punto de llegar, ¿quiere que valla preparando el café, y algo para su nietecita?
Como siempre, Ana, tan atenta, se marcho sin contestación, sabiendo de antemano lo que debía hacer cuando llegara Soraya, y cerré mis ojos, esperando.

-¡Mama, mama, mira, ya llegamos!.
-Lo se cariño.
-¿Dónde estará la abuela? –pregunto la niña, mirando a través del cristal del coche.
-seguro que nos esta esperando cielo,- le contesto su madre, con la angustia reflejada en el rostro.

Tan solo hacia una semana que no venia a verla, pero siempre esperaba que esa fuera la ultima vez que tuviera que dejarla allí, en esa mal llamada casa de reposo.
Que por fin se la podría llevar con ella, que volvería a ser su mama de siempre, la abuela de la que tantas y tantas cosas, le contó a su propia hija.
Y día tras día, mes tras mes, la misma desilusión; marchar sin ella.
- Lo siento Soraya, su madre continua igual, no podemos sacarla de ese mundo donde se encuentra, no responde a ninguna terapia, no muestra interés por nada, exceptuando, sus rosas.

Las palabras del Dr. Ripool resuenan en mis oídos constantemente, siempre las mismas, siempre igual…
Mi pequeña pregunta:
-¿Qué tiene la abuela mama? ¿Es que no nos ve? ¿Es que ya no nos quiere? Y yo, le respondo que si, que por supuesto que nos quiere, nos quiere muchísimo, pero que un día, tiempo atrás, un colibrí se metió en su cabeza y ya no se quiso marchar.
-Pero mama, ¿Por qué el colibrí no deja que nos hable?
-Pues…
No supe que decirle, aunque interiormente, yo sabia que su problema se debió precisamente a ese “colibrí”, al que amo desesperadamente, a que amo a quien no debía y que espero…espero pacientemente, a que el la quisiera.
El día que descubrí su diario, y lo leí, supe que esperaría siempre, y envidie esa forma tan inimaginable de amar, de amar tan profundamente.

Sentada en su mecedora, Doña Maria, miraba por la ventana, ya cerca, se divisaban las nubes que iban cubriendo con su sombra, los jazmines y las rosas que se veían por ella.
Las rosas….las rosas…..ese recuerdo en su mente, una rosa….una rosa…una sola, la mas bella, para el.

Ya a su lado, Soraya acaricio dulcemente su cara y entrelazando sus manos con las de ella, sintió deslizar lentamente una lágrima por su mejilla.
-Mama ¡que linda estas hoy!
Esa voz, esa voz atenaza mi mente, su mano en mi cara, mis manos entre las suyas….
Y entonces, la vio….vio esa lágrima en sus ojos;
- ¿Quien te hizo daño, mi niña? ¿Qué pena te aflige y te hace llorar?
- ¡Dios mío, mama, mama,! le dije sobresaltada, sintiendo que mis ojos se llenaban de lagrimas, que mi propia voz se quebraba, escuchando esas palabras que jamás pensaba volver a oír
- ¡Mama….Mama! ¡Dios! Ya no estaba, ya se volvió a ir…. Ya no estaba aquí….
En ese momento supe que ya no regresaría nunca más.

Después de irnos, ya al anochecer, mi pequeña me dijo:
-¿Te fijaste mama? La abuela tan solo que miraba por la ventana hacia el horizonte.
-Si cariño.
-Pero ¿Por qué? Mama.
-Esta esperando, cielo – le dije, con voz queda.
- ¿Qué esta esperando?
Mirándola con ojos dulces, le dije:
-Espera a su amor, cariño, espera al amor….
-Pero mama, eso se lo damos tú y yo.

Con los ojos fijos en el parabrisas, mi mano se deslizo hacia mi pequeña, como queriendo protegerla, y a mi mente llego el recuerdo de aquella poesía, una de las tantas que mi madre escribió, hace tanto tiempo, en aquel diario:

”No me arrebates mis sueños…
No me dejes vacía,
No quieras quitarme
Parte de la vida.
Déjame que sueñe….
Que viva con tu sonrisa,
Que con tu mirada tenga
Grandes fantasías.
No me arrebates mis sueños…
Déjame que viva,
Aun presa de una condena,
Aun rea, toda la vida…..”

Y la admire, y la adore, por ser capaz de amar de esa manera, y mis pensamientos volaron hacia ella….”se feliz en tu mundo mama, se feliz en tu vida”.

En ese mismo instante, Doña Maria, mirando a sus rosas supo, que su tiempo había acabado, que ya no esperaría mas, pues el, había llegado.

Suavemente, después de tantos años, sus negros ojos se cerraron, una lágrima resbalo por su mejilla……
Y una rosa cayó…. a su lado.

[Antonia Pérez Garcí­a]

¡OLguita preciosa !...mil felicitaciones por contarnos esta bellísima historia
no he podido evitar mis lágrimas, auténticamente literario, realismo
existencial así se llama. ¡que siempre nuestra pluma se deslice en tanta
belleza!...
Un beso de Antonia.

[Olga San Isidro]

Gracias Antonia, mil gracias, porque esa historia, es una parte de mi vida.Un beso para ti amiga mia.

[A. Elisa Lattke V.]

Con los ojos fijos en el parabrisas, mi mano se deslizo hacia mi pequeña, como queriendo protegerla, y a mi mente llego el recuerdo de aquella poesí­a, una de las tantas que mi madre escribió, hace tanto tiempo, en aquel diario:

”No me arrebates mis sueños…
No me dejes vacía,
No quieras quitarme
Parte de la vida.
Déjame que sueñe….
Que viva con tu sonrisa,
Que con tu mirada tenga
Grandes fantasías.
No me arrebates mis sueños…
Déjame que viva,
Aun presa de una condena,
Aun rea, toda la vida…..”

A veces la vida es una continua espera del verdadero sentimiento, lo subimo muy alto , describimos en nuestros poemas y relatos, incluso lo sentimos tan profundamente que hasta podemos enfermar, no sabemos cómo podemos idealizar el sentimiento más maravilloso del mundo, que no vemos en los seres básicos y con esa idea que tenemos del mismo, seguimos pensando en ese maravilloso romanticismos que nos invade, con el que escribimos llenos de pasión. Esperando que algún día podamos sentirlo y cuando ello ocurre resulta que no es tan facil abordar esa realidad llena d e todo impedimento, porque parece que hemos llegado tan tarde a todo que no tenemos derecho a disfrutarlo, es como si no nos perteneciera y limitara la ansiedad, anhelo y el delirio de podar haberle encontrado.
Así que, como la señora del relato, seguimos mirando a la ventana , esperando al Amor; convencidos de haber sentido algo amravilloso y esperando que nos llegue la hora, para poder irnos definitivamente del mundo,llenos de amor,sí, pero con las manos vacías de caricias y ...en fin... La vida es eso que nos pasa a cada minuto y perseguir el perfume de las verdaderas rosas en esta híbrida existencia es una quimera. ¿Tú lo crees así? Besos y muy bueno tu relato. Elisa.

[Olga San Isidro]

A veces, muy contadas veces, también nos llevamos las manos llenas de caricias, y creo en las quimeras, de hecho yo perseguiré toda la vida, una muy importante para mí­.
Gracias Elisa, por pensar que es un buen relato. Un enorme abrazo, de una amiga.

[A. Elisa Lattke V.]

¡Arriba de nuevo!

Un beso y espero que estés mejorando cada día amiga querida.

Mi abrazo. Elisa

[ERNESTO WÜRTH]

OLGA, ya te he escrito varias veces comentando tus poemas y ahora esta prosa-
Escribes muy bien. Me entretuve. Pienso en tu madre. Que corazon tenía.
Lleno de amor. Y tu la alentabas. Que bien. Pienso que estas presente a pesar
de todo. Es lo hermoso de escribir.Y trscender. Besos a lo alto ernesto