La infancia perdida Novela Capitulo I

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Roberto Santamaría Martín
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La infancia perdida Novela Capitulo I

Mensaje por Roberto Santamaría Martín »

La infancia perdida Novela Capitulo I


Comenzaba el mes de diciembre del año 1939. Madrid se despertaba una vez más entre los aromas de la miseria y el miedo, en aquellos años de la posguerra. El frío, el hambre y las enfermedades castigaban a los más necesitados, gentes como Andrés Galán, que lo habían perdido todo. Había permanecido los últimos dos meses escondido en una casamata abandonada por los republicanos durante el asalto a Madrid por las tropas franquistas. Antes de despedirse de su amigo Pedro Martín, con quien había compartido aquel refugio fortificado, situado en los montes de Fresnedilla de la Oliva, había formado una pira con sus efectos personales, documentos y uniforme que le implicaban como afecto al ejercito republicano, con el que había colaborado en los últimos tres años, como correo.

Eran tiempos difíciles y peligrosos para quienes como Andrés, se habían alistado para combatir al enemigo, había que luchar por la defensa de las libertades que tanto había costado conseguir, al reinstaurarse La IIª República. Su amigo Pedro le había comentado que en Madrid, se estaban produciendo a diario juicios sumarísimos, supuestos consejos de guerra, donde antes de comenzar ya se había dictado sentencia, estos veredictos casi siempre eran de muerte. Avivó las llamas de la hoguera que le había servido para la quema de sus efectos personales y su uniforme. Tenía prisa por llegar a Madrid, donde le esperaba su amada mujer Celia.
Varios días atrás había hablado con ella.
— ¿Qué tal estás mi amor? Te echo mucho de menos. —dijo Andrés, mientras su pulso se aceleraba.
— ¡Oh mi querido Andrés! Qué ganas tenia de oír tu voz, —respondió Celia con la voz entrecortada por la emoción de oírle después de tanto tiempo.
— ¡Celia cariño! Muy pronto podrás hacerlo, yo también necesito estrecharte entre mis brazos y cubrirte de besos hasta quedar rendido. —respondió
Andrés, sintiendo que la emoción le embargaba.
—Ahora escúchame con atención, recoge todo aquello que nos sea necesario y ponte en viaje hacía Madrid junto con los chicos, una vez que llegues allí, ponte al habla con Ernesto nuestro amigo “el ferroviario”, él conoce a alguien que podrá ayudarnos a salir del paso.
—De acuerdo mi amor, lo haré como tú dices.
— ¿Qué tal están los chicos? —preguntó Andrés
—Están todos bien, el pequeño Fermín pasó el sarampión hace quince días, pero ya está bien.
—Perfecto cariño nos vemos en Madrid en unos días. —dijo Andrés emprendiendo el camino hacía Madrid.

Celia de pronto se sintió la mujer más feliz del mundo, a pesar de lo malo que lo había pasando en los últimos tiempos, pensar que pronto podría estar junto a su esposo querido, le hizo olvidar lo mucho que había sufrido durante esos tres años, junto a sus cuatro hijos.
El frente en el País Vasco se iba debilitando día a día tras los ataques aéreos de la aviación nazi, los bombardeos se producían cada vez con más frecuencia y la vida en Bilbao con cuatro hijos, se hacía cada vez más peligrosa.
Fue entonces cuando Andrés decidió sacar a su familia de allí, enviándoles a “La Lastra”, un pequeño pueblo de Palencia, donde un amigo, le había brindado su ayuda cuando esta le fuera necesaria. El cambio al pequeño pueblo fue un gran alivio a sus penurias, la guerra hacía varios meses que se había librado por esas tierras castellanas y todo estaba más tranquilo que en el País Vasco.
Ahora le tocaba un nuevo éxodo, con un poco de suerte este sería el último, pensó mientras se dedicaba afanosamente en recoger el pequeño ajuar, ayudada por sus dos hijos mayores, Alfonso 18 años, Celi 14 años, mientras los dos más pequeños, Anselmo 8 años y Fermín de 3 años saltaban retozando de contentos al enterarse que pronto volverían a ver a su papá.

Andrés caminaba pensativo, y lo hacía sigilosamente, tenso y vigilante, buscaba caminos entre las tierras de labor evitando ser visto por la guardia civil, mientras iba recorriendo los escasos kilómetros que le separaba de Navalagamella. Le habían dicho que desde ese pueblo salía una vez por semana un destartalado autobús hacia Madrid.
Tras caminar durante más de una hora, avistó a lo lejos la cantina desde donde salía aquel vehículo para la capital. Había procurado llegar de los primeros para poder ubicarse en los asientos traseros desde donde sería más fácil pasar inadvertido.
Antes de abandonar su refugio, Andrés había tenido la preocupación de adecentar su aspecto, para ello se había rasurado la poblada barba que le había crecido en los últimos dos años.
Vestido con un pantalón y una chaqueta de pana, sobre una camisa a cuadros, pañuelo al cuello y boina negra, calzando unas botas camperas. Todo ello le daba una apariencia normal de cualquier campesino de un pueblo de Madrid. En uno de sus bolsillos guardaba celosamente la documentación falsa que le habían facilitado sus mandos superiores. Esta le serviría de salvoconducto para entrar en Madrid sin levantar sospechas.
La destartalada camioneta se fue llenando poco a poco por algunos de los vecinos del pueblo, que una vez a la semana bajaban hasta la capital, para realizar algunas compras al tiempo que visitaban a algún pariente. Sentado en uno de los asientos del fondo y apoyado contra el lateral del vehículo, de pronto se vio invadido por el sueño, la noche anterior la había pasado casi en vela pensando en este viaje. Al poco tiempo se quedó profundamente dormido.

©Roberto Santamaría
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Antonia Pérez Garcí­a
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a Roberto Santamaría Martín

Mensaje por Antonia Pérez Garcí­a »

Estimado Roberto, gran historia, triste y grande a la vez para que no
olvidemos en ningún momento el pasado, y no quedar atrapados en la
barbarie. gracias por participar en este humilde foro.
" No ofrecemos glorias, sólo disfrutar de la lectura y darla a conocer,
caon cariño y con respeto." ¡Graciassss nuevamente"
Antonia.
Un poema... ¡ Que mágica manera de decir que estoy presente !

http://webs.ono.com/antoniapgc

Roberto Santamaría Martín
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Re: a Roberto Santamaría Martín

Mensaje por Roberto Santamaría Martín »

Antonia Pérez Garcí­a escribió:Estimado Roberto, gran historia, triste y grande a la vez para que no
olvidemos en ningún momento el pasado, y no quedar atrapados en la
barbarie. gracias por participar en este humilde foro.
" No ofrecemos glorias, sólo disfrutar de la lectura y darla a conocer,
caon cariño y con respeto." ¡Graciassss nuevamente"
Antonia.
Gracias mi estimada amiga Antonia por seguir mi novela que iré dejando a medida que la vaya escribiendo.

Un abrazo

Roberto

Marí­a de león
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comentario al capítulo 1º de la novela

Mensaje por Marí­a de león »

Roberto, yo también me apunto a seguir esta novela.
Un saludito.
María.

Roberto Santamaría Martín
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Re: comentario al capí­tulo 1º de la novela

Mensaje por Roberto Santamaría Martín »

María de león escribió:Roberto, yo también me apunto a seguir esta novela.
Un saludito.
María.
Gracias mi estimada poeta y amiga María por apuntarte para seguir mi novela que espero sea de tu agrado.

Un abrazo poético

Roberto

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