que me receta el galeno
puede ser que algo me curen,
pero me producen sueño.
Y no sé qué es preferible:
Si el que se me tuerza el cuello
o pasarme largas horas
sobre mi sofá durmiendo.
Aunque el que duerme no peca
y quien no peca va al Cielo
a la diestra de Dios Padre,
que es la derecha en mi pueblo.
Por esa parte me agrada
esa medicina, pero
mejor que pasen mil años
– no escatimemos el tiempo –
de encontrarme cara a cara
con las barbas de San Pedro.
Pero, viéndolo de cerca,
la verdad es que no entiendo
para qué sirve la vida
si no la vives despierto.
Pues dormir es agradable,
pero si duermo no pienso
y quien no piensa no escribe
- aunque se empeñe –ni un verso.
Ni ve la televisión
ni pasea, porque el cuerpo
necesita de un descanso.
No les digo del eterno
mas sí de un rato. Una siesta,
que es un magnífico invento.
Y español para más señas,
¡si es que somos unos genios
aunque luego nos durmamos
y vengan los extranjeros
a decir que el submarino
fue descubierto por ellos!
¡Y la falcata y el chotis
y, si quieren, el cencerro,
no te amuela lo que dicen!
¡Y el Peñón gibraltareño!
Aunque, a decirnos ya puestos,
pueden decir que el Quijote
- el mejor libro – no es nuestro.
Que tampoco existió Lope,
ni tan siquiera Quevedo,
y Calderón fue un “chapuzas”
que no escribió más que cuentos.
Que Bécquer le plagió a Byron,
que el Tenorio fue un plebeyo
y Alatriste una novela,
que no existieron los Tercios,
que a los navíos ingleses
no les venció Blas de Lezo.
¡Que vayan a hacer puñetas,
pues al mismo Bonaparte
le hicieron los madrileños
volver grupas y largarse
por más que fuese soberbio!
De las pastillas hablando
me lié como un mastuerzo.
¡Si es que no sé cuándo acabo
aunque sí cuándo comienzo!
Perdónenme la paliza,
¡es que no tengo remedio!
Ya les ha dado la lata,
mejor me marcho al Infierno.
Una partida de mus,
si él quiere, lo mismo juego
con el mismo Satanás
que es sabio por ser tan viejo.
Eso dicen las comadres,
no habrá forma de saberlo
mientras no juegue con él.
Se lo contaré si vuelvo.
Por más que de allí ninguno,
que sepa yo, nunca ha vuelto.
¿Pues qué quieren que les diga?
Que en cuanto acabe me acuesto.
