Mi grito se oirá desgarrando el aire
y los ojos se me llenarán de sal.
Me moveré entre el agua
y lanzaré olas con olor a angustia,
pero quiero entrar en ti,
en todos vosotros.
¿Cuanto tiempo hace que no miráis una puesta de sol
y os acurrucáis en los bosques de luz?
¿Cuanto tiempo hace que no os paráis
en las selvas del amor?
Decidme:
estamos inmensos en lo material,
en lo inhumano,
en el desprecio de la vida.
Pararos y ser como el árbol
que con sus ramas acaricia el cielo.
Mirad a la montaña
y pensad que de allí nacen los ríos.
Dejaros llevar por su corriente
para amanecer en el mar,
ser parte de lo que sois,
de esa tierra que nos acoge.
Yo sólo soy el mensajero de la Madre
que pide a gritos a sus hijos: ¡Piedad!
Gritos...gritos...nos hacen falta muchas voces para seguir gritando: RESPETO. AMOR. COMPARTIR. PROTECCIÓN. DEFENSA. MADRE. NATURALEZA. GAIA....
Miles de besos
La PALABRA es la que nos hace libres,
no la amordaces.
(Maite Martin-Camuñas)