Un buen consejo

[Julian Lopez]

Como dijo mi padre,
hijo camina siempre derecho
aunque te duela la espalda.
Mira al mundo con ojos de alcon,
escucha a los peregrinos,
habla con el agua y con los animales.
todos tiene algo que enseñar
de todos debemos aprender.
no te creas nunca el mejor
aunque intentes serlo.
Pero sobre todo
escuha a los ancianos
ellos tienen la experiencia de la vida

[David]

Mucha razón tienes.

Un abrazo. David.

[Antonia Pérez Garcí­a]

Estimado Julian, Poeta...¡Qué gran consejo al que todos debiéramos seguir!
La experiencia es la mayor grandeza del hombre.
¡Lo felicito!
Un abrazo de Antonia.

[Marí­a de león]

Estimado Julian...UN BUEN CONSEJO, es lo que siempre necesitamos...
Un poema con peso.
Saludos , Marí­a.

[A. Elisa Lattke V.]

Así es Julian, exactamente pero con otras palabras me dijeron cuando era una niña frente a un río caudaloso:
Hija, no olvides este momento, tú eres importante para mí y para otros que te quieren, pero debes amar lo que te rodea, porque ellos te sienten y esperan de ti lo mismo que tú recibes de mí. No te hablaran con la voz que tú entiendes de mí, pero si escuchas la voces y sabes diferenciarlas, escucharás el concierto de la Vida donde sólo el hombre que lo destruye o no sabe escucharlo, termina por creerse que es su dueño. Ella, la naturaleza de este bello paraiso en que vive todo ser veinte, incluidas las piedras, hablan.

Desde entonces Julián sé lo que me acompaña cuando estoy a su lado y pocos árboles se escapan de rozarles con mis dedos dejándoles un beso de mis labios y, a veces a ella a quien piso, le doy las gracias por mantenerme aún contemplándola. Cuando estoy en ese ambiente que suelo regalármelo más en Suecia que aquí en España, pues me rodea gran cantidad de agua y puedo sentarme a mirar y escuchar esa hermosura donde danzan las hojas al compás de las ramas y el soplar del viento entre ellas; otras, a la orilla del Báltico sobre esas playas de granito de muchos tonos me quedo absorta en la belleza de un mar que apenas se escucha pero que está ahí como pidiéndome un abrazo... y es cuando siento más que nunca el gran milagro de ser lo que somos ante la inmensidad que nos rodea. Es cuando no se entiende cómo es posible que seamos tan egoístas y no cuidemos de la esencia de nuestra vida particular.


Un beso. Elisa.