¡Recházame! sin roles abismales
cómo yo rechazo lo inseguro.
Resuena en vendavales
las agujas del reloj, hoy desbocado,
lloran con el golpe las corrientes
que castigan las rocas inocentes.
La mirada incauta desmorona
el rígido sueño endurecido...
haré que se despierten...
respirando por las grietas
el negrusco acantilado,
estático, rey de aquella costa
brava , activa y violenta la marea,
huele a sal entre tormentas.
Desfallece la noche en su morada,
la intriga sobre el horizonte duerme
junto al eterno gris de lo insondable.