retazos de nostalgia en mañanas secas
arrebatándome el olor a hierba intrínsecas
que me lleva a esta expresión de ayuda.
Rendirme así cómo una flor marchita,
y uno a uno, pétalos con muerte infinita.
Dejé que todas las miradas fueran visita
acorralando cada espacio en nuestra cita.
Todo se quedo como en un sueño
hasta el simple fantasma más pequeño
que bordaba los colores en la hierba.
Y así mi piel como si nada se fue empapando
de aquellas pinceladas que la van coloreando
en las secas mañanas, en mi piel desnuda.
[/center]