AL DESPUNTAR UN DOMINGO DE INVIERNO

[Joa Ferrao Cortina]

Instante mágico en la ciudad,
el tiempo es una dimensión perdida
y en ese todo detenerse
sólo el viento en su inercia
juega a ser fantasma
asustando a los arbolitos canijos
con sus resoplidos en ¡UUUHHH!

Y la madrugada.

Sus manos torpes congeladas de frio
borronean con niebla y grises difusos
los contornos en escuadra subrayados de neón.
Pero el brillo insolente de la calle espejada
es un río a contramano
que mordaz festeja su ironía.

Domingo y la quietud.

Domingo y la calma.
Paz que triunfa instantánea
sobre el fárrago perpetuo.
Se distiende la cuerda hipertensa,
se vuelve laxa y apacible.

Los tímpanos vibran a tambores lejanos,
un rumor creciente
de motor y neumáticos devorándose el asfalto
rompe el hechizo.

Joa.

[Esther Luscinda Melcón]

El tiempo es una dimensión perdida, se vá
y nadie sabe donde tiene su guarida para
poder detenerle, vuela a su albedrío mientras
nosotros nos perdemos en el fárrago de la vida...
Saludos Esther Luscinda

[Antonia Pérez Garcí­a]

¡Hola amigo poeta!..antojadizo poema, para un domingo en invierno
...la satisfacción es verlo a traves de la ventana.
Un abrazo de Antonia.