MONOLOGO DEL SILENCIO ANTE LA NADA INFINITA FINITA

[ERNESTO WÜRTH]

MONÓLOGO DEL SILENCIO ANTE LA NADA INFINITA FINITA.


el silencio azotó el vidrio de la ventana.
Estaba tenso el aire lleno de moléculas flotando,
parecían gorriones que volaban en desorden,
y un cirio apagado en el florero, me pedía fuego;
Estaba tan callado todo que parecía un horizonte,
que tampoco tenía un sol, que le diera calor a la tarde.
Me pareció que no estaba allí, sentada mi mente.
Comencé por buscarme…¿podré estar tan callado?
y enseguida se cerró la luz que trataba de salir entre medio
de las cortinas, que taparon el paisaje en la ventana.
Afuera, una gran piedra colocada en el jardín por mi esposa,
me miraba fija y tensa, con la dureza que ella irradiaba.
Detrás de ella estaban mis rosas rojas casi negras, absortas
tambien con la mudez del ambiente; emití un sonido…
que calló mas sordo que una tapia, rebotando en el agua
de la charca embarrada y recién llovida. Pensé en la ranita
azul que la habita y la miré para que emitiera su croar
junto a las campanas domingueras de la Iglesia. Pero me dijo
que estaba en meditación trascendental, y que no tenia voz
para emitir su croar. Todo era suma algebraica de silencio.
Nada hacía presumir que esa nada se transformara en todo.
Fue en ese momento que percibí ese ojo que no se despegaba
de mi persona, y parecía a esos ojos de la Gioconda que te persiguen donde te pongas. Hice como que no la había visto,
y sentí una daga clavada en el corazón, que me hacía ver el
porqué me negaba a devolver su mirada. Fue tan fuerte el dolor,
que la miré fijamente, y sentí su rayo hipnótico entrando a los mas profundo de mi ser. Se me derritió un ojo, y quedé mirando solo con el derecho. Miré la tarde en su justa mitad. Ví la vida estrecharse y reducirse a su mitad. Me miré mis manos, y solo tenía sus cortos dedos pidiendo resignación, aceptando la pequeñez con que somos presentados, y pensé para mis adentros: no podré tocar el piano mas tarde, ni al crepúsculo, ni podré imprimirle a la flauta sus notas. ¿y que pasará con la tela que tengo lista para comenzar a mancharla con pigmentos?
Hasta ese momento me di cuenta que nunca había pensado que tenía dedos para realizar mis artes… ni ojos para mirar….¿porqué? me pregunté, no lo había pensado nunca?
Y pensé que a lo mejor, todo lo que hacemos en la vida, es ordenado por el frío cerebro que nos manda con sus reflejos.
Miramos, vemos, tocamos instrumentos, pintamos sin darnos cuenta…..´sin darnos cuenta?......en realidad ¿de que nos damos cuenta al vivir?.....y pareciera que creí por un segundo, que todo se realiza en forma autómata y se me ocurrió “ que porquería es la vida”, no nos damos cuenta de la verdadera belleza que nos rodea mientras vivimos. También pensé…si lo que en realidad vemos, miramos,….. existe….¿o es una imaginacion, creada por nuestro cerebro desde que nacimos?
Y comencé a vivir una pesadilla tras otra, pensando en todas estas cosas que vemos, que no existen, que son imágenes proyectadas por una cámara cinematográfica que llevamos todos adentro del ser, y que nos acostumbramos a mirar y ver creyendo que en realidad existen… e imagino enseguida preguntándome ¿existimos de verdad? o sencillamente somos una COSA. que se mueve, cree que vive, que algún día se va a morir……y me hago enseguida la pregunta….a morir…y seguir viviendo en otra vida ……¿será eso lo que siempre he dicho es la nada, el finito infinito, el sueño dorando para justificar la vida? Inmediatamente se me nubla la vista, y comienzo a ver mis dedos chicos, mi ojo derretido, mis nadas, mis paisajes,
mis telas aun sin pintar y mis poemas aun no escritos……….

Mientras, una tenue música sin instrumentos, sin viento, sin cuerdas, sin nada, silenciosos, comenzó aparecer misteriosamente, inundando el ambiente, de una sinfonía de pájaros, con aleteos de peces, mientras ese ojo no dejaba de mirarme……….. esa orquesta invisible;…… y me imaginé que Beethoven había existido alguna vez. Y no quise firmar mis prosas ni mis versos………

[Antonia Pérez Garcí­a]

Estimado Ernesto...¡muy bueno y dificil!...cuando presentimos
que hay un ojo que nos mira, es cuando más cuidado hay que tener
en la vida.
Ni campanas ni instrumentos, sólo nuestra conciencia.

Un abrazo de Antonia.

[ERNESTO WÜRTH]

ANTONIA, es un tema dificil de tratar y de comentar por lo variado y emblematico. Pero lo que digo no es convencer sino proponer una idea para desarrollarla. Gracias por su comentario, abrazo ernesto