A ese acto animal
de creerte absoluto
cuando solo eres relativo
cero a la izquierda digo…
Nada queda de aquellos años,
solo agitación de opio
en padecimiento cautivo.
Herido te preguntas
¿Por qué sangro?
Y el rumor del viento
te murmura al oído…
Dentro de tu círculo efímero
como un tartamudear
fingidas esperanzas,
infinitas veces te estrellas
contra tu propia ventana.
La ira se acrecienta
en la cabeza
y se siente maltrecha
tanta prepotencia
al tu saberte en soledad
y a conciencia,
que no eres
lo que aparentas,
mientras el hambre
por un buen discurso
golpea el silencio
con eco de tos perpetua
sin hoy, ni ayer,
vislumbrándose una pluma
desgastada de menuda letra
que se te asoma a los ojos
en noches desveladas,
para mostrarte la antesala
de tu propio infierno.
©María Elena Ponce®
Caracas 13 de noviembre [/center]
