USTED SE BESA CON EL CURA

Responder
Delfina Acosta
Mensajes: 36
Registrado: Jue Dic 27, 2007 2:45 pm
Ubicación: Asunción, Paraguay
Contactar:

USTED SE BESA CON EL CURA

Mensaje por Delfina Acosta »

USTED SE BESA CON EL CURA
por: DELFINA ACOSTA


Pensativo lector: No me mueve sino la intención de acercarle la versión de mi niñez, para alejarlo de sus preocupaciones y hacerlo reír, ojalá, con mis diabluras.
Se habla desde siempre sobre cómo educar a los chicos. A los niños hay que enseñarlos en el amor. Esa es una verdad.
Considere el lector mi mala crianza, pero sepa, antes de juzgarme, que mi existencia, como la de muchos niños librados a la holgura del campo, ha sido feliz gracias a la rudeza y a la fiereza.
Vivía yo en una casa grande, ubicada sobre una suerte de colina del pueblo, a pocos pasos del camino de polvo que llevaba al cementerio. Ibamos mis amigos y yo al camposanto, en las siestas calurosas. Allí hacíamos tumulto, que era la degeneración propiamente dicha, pues si bien éramos pequeños, teníamos el salvajismo clavado en nuestros sentidos.
No le temíamos a los cuernos de las vacas, que solían comer pasto en la loma, y por malditos y provocativos, les arrojábamos piedras en los cogotes. Con el tiempo, aquellos animales, al vernos llegar, se alejaban del lugar a prisa.
No podíamos sentirnos contentos siguiendo las habituales normas del juego, pues crecimos a la de Dios que es grande, sin padre ni madre que nos castigaran o mimaran, ni cavilaran en nuestro destino.
Nos gustaba el juego de las consternaciones. Sentados frente a los panteones, invocábamos a los espíritus del sitio, con amenazas de que si no salían a mostrarnos su pálida tez, su larga barba, o, al menos, su gusano, los condenaríamos a perpetua inmolación en el infierno.
Cuando nos enterábamos de que alguien había fallecido, ya estábamos junto a la fosa abierta, aguardando la llegada del cortejo fúnebre.
Nos producía una extraña fascinación observar la descompostura de algún pariente, que caía de ancas en el suelo, para recuperarse después de oler la lengueta de un zapato.
En una ocasión, Malú, que siempre desayunaba aire, pues era puro esqueleto y barriga cargada de lombrices, largó un gas estruendoso mientras el cura párroco reflexionaba solemnemente sobre la paz de la vida después de la muerte . Recuerdo el silencio ofendido y espeso de los deudos ante la cruz mayor.
En fin, que éramos malvados, torcidos de mente y muy animales, estaba escrito en piedra. Y si lo sabíamos, no alcanzábamos siquiera a considerar la razón de nuestra maldad, pues nos creíamos con derecho de llevar a cabo lo que queríamos hacer, por el sólo hecho de ser niños.
El juego se justificaba, para nosotros, por el mismo juego. Nuestra ley era jugar por jugar.
Eso sí; las niñas nos fuimos haciendo finas y doctas en la hipocresía. Un domingo por la mañana, Rosa y yo fuimos a hablar con la madre superiora del colegio de monjas de Villeta.
Quiero ser monjita porque San Antonio se me aparece en la pared de la letrina - le dije a la religiosa, dándole codos a mi amiga. “Yo quiero conservarme virgen”, le habló Rosita.
Pero son muy pequeñas; ¿están ustedes bien de la cabeza? - nos contestó la hermana directora, sorprendiendo, ofendida, nuestra caradurez.
- Mi mamá es atea. Dice que usted se besa con el cura, que no se baña nunca y que es chismosa - le respondí. Entonces una bofetada me cambió el color de la cara.
Rosa Caballero partió a los quince años a la Argentina. ¿Qué se habrá hecho de ella?
Ah... los recuerdos de mi niñez. Tan maldita que era. Tan mal intencionada. Tan lista para hacer pasar la fechoría por buena intención.
La tarde cae fría sobre la higuera
Tengo por sentado que al morir, voy a reencontrarme con mis amigos de la infancia. Nos veremos la cara y moriremos de la risa.

Antonia Pérez Garcí­a
Site Admin
Mensajes: 4129
Registrado: Sab May 12, 2007 11:45 am
Contactar:

A DELFINA ACOSTA

Mensaje por Antonia Pérez Garcí­a »

¡Hola amiga del alma!...me das mucha alegria , ya se que tu trabajo es
inmenso y que no puedes atender todo..¡pero para ello estoy yo aquí prometido!
Este cuento es de una inocencia un poco traidora...me he reido con las travesuras
de estos niños y la ocurrencia que no te esperas haciéndole esas preguntas a una
monja...Me ha encantado y me he reido con tanta picardí­a.
Para mi fantástico y es un orgullo tenerlo entre nuestras lecturas.
Un beso inmenso de Antonia. :oops: :lol:
Un poema... ¡ Que mágica manera de decir que estoy presente !

http://webs.ono.com/antoniapgc

Olga San Isidro
Mensajes: 928
Registrado: Jue May 17, 2007 10:42 pm
Contactar:

Mensaje por Olga San Isidro »

Quizás porque yo me crié de la misma forma, en una pequeña aldea, donde lo único que si tení­a, era muchí­simo amor, entiendo perfectamente su relato de una salvaje inocencia,
de un tan solo querer aprender por uno mismo, de cualquier manera.
Ha sido un placer leer esta pequeña añoranza del pasado.
Mis saludos.
No hay nada mejor, para curar un alma herida,
Que un dulce poema y una mano amiga.

http://unpoema-unavida.blogspot.com

Responder