UNA HISTORIA...

[Olga San Isidro]

LEYENDA

Esta es la pequeña historia
de una princesa y un pastor
que allá en tierras lejanas
cuentan que ocurrió.

Allí, en altas montañas
bañado por la luz del sol,
había un gran castillo
gobernado con honor.

Era el rey, un hombre bueno,
casado con Doña Leonor
tenían una linda princesita
y un príncipe algo menor.

Eran sus gentes contentas
por tener la bendición de Dios,
tenían ropa y comida
y ganado en pastos de verdor.

No les faltaba alegría
ni a nada tenían temor,
y veían crecer su pueblo
entre paz e ilusión.

Pero sucedió un buen día…
que la alta montaña tembló,
provocando con sus entrañas
intensas oleadas de terror.

La gente se estremecía
con la ausencia del albor,
creyendo que era el pago
por tener tanto favor.

¡Y la montaña rugía…!
y todo se volvió clamor
pidiéndole a los dioses
que acabase tal furor.

El rey se volvía loco
viendo derruirse su labor,
la vida de la gente buena
de la que el era su tutor.

¡Y la montaña rugía…!
y a los ríos desbordo
ya los árboles caían
ya todo se ensombreció.

Más la linda princesita,
que tenía mucho valor
se encamino a la montaña
y pidió hablar con Dios…

Como el no la contestaba,
su propia vida ofreció,
para que volviera la calma
al pueblo que atrás dejó.

Cuando ya se disponía
a entregar su corazón,
apareció un pastorcillo
que de esta forma le hablo:

“¡Detente hermosa princesa!
ved que hasta el día de hoy
todo fue sólo una prueba
para veros reaccionar a vos,
pues seréis la sucesora
de un rey que al pueblo amó,
que los ríos y montañas
y las laderas en flor,
volverán a oír de nuevo
el canto del ruiseñor,
y se asentaran en esta tierra
bendecida del señor”

La princesa en su mirada
demostraba que le creyó,
y convirtiéndose en ángel
el pastorcillo se desvaneció.


Cuentan que esta es la historia
de una princesa que reinó
sobre el pueblo mas feliz
que en lejanas tierras brilló.

[Marí­a de león]

Olga, me ha fascinado este cuento a modo de poema, ¡Bellí­simo!...
Un saludo.
Marí­a.

[Antonia Pérez Garcí­a]

¡Hola Olguita!...magní­fica y lo mismo que te dice Marí­a.
Un beso grande.
Antonia.