SÓLO SABEN SOÑAR
A una niña inválida
Al hallarla sentada su expresión te sorprende
su dulzura, su calma, la verdad, no se entiende,
en su limpia mirada hay reflejos de paz.
En su entorno se advierte que es feliz sin reservas
y en su voz, al hablarte, lo primero que observas
es la gracia que impregna su palabra sagaz.
"¿Está bien mi peinado?" Me pregunta coqueta
exhibiendo una cinta que en su pelo sujeta
la dorada cascada de un cabello sutil,
y un piropo sin duda en mis labios supone
pues no existe otra cosa que a una niña ilusione
cual requiebro que halague su belleza infantil.
"Ayer tarde vinieron a jugar mis dos primos
y pintando acuarelas hasta tarde estuvimos,
fíjate que bonito mi paisaje quedó."
Y al mostrar satisfecha un sendero nevado
el brillar de sus ojos me demuestra asombrado
que su mundo es perfecto, aunque el mundo la hirió.
"Te he traído bombones aunque sé que no quieres
-bromeando le digo- pues quizás ya no eres
la golosa de siempre, con los dulces feliz."
Y la caja, anhelante, con sus manos osadas
investiga y muy pronto sus facciones rosadas
de marrón chocolate mancharón su nariz.
"Volveré otra mañana para ver cómo sigues
pero estudia bastante, que no quiero que obligues
a reñirte al maestro, no me quiero enfadar"
Y el mohín de su boca me desarma y silencia
por hablar de deberes a quien sin impaciencia
en su silla de ruedas ve las horas pasar.
He salido a la calle, donde juegan criaturas
derrochando alegría, sin saber de amarguras
y en mitad de mi pecho he sentido el dolor.
¿Por qué, Dios, la injusticia de truncar una vida?
Y el recuerdo de ella, me responde enseguida
Es feliz, pues el alma tiene llena de amor.
Cuando pienso despacio en mis múltiples quejas
en los muchos problemas, en molestias ya viejas
que parece que llegan la paciencia a agotar,
me consuela la imagen de una niña sentada
que riendo demuestra no se aflige por nada
pues sus ojos azules sólo saben soñar.[/size]
AGUSTÍN