en que pasivo de amor, dormía.
¡Ahora , envuelto en la airosa luz albina ,
me aferro con infinita gratitud,
a los bordes que le dan la forma al día!
Sus labios, con aquella placidez
de ancianidad, que guarda
en la frescura del ayer, esa sonrisa.
Latidos blancos entre sábanas
y calor de vida en cada mano
en cada caricia, en cada espacio
de ese incontrolable momento
cuando las almas hablan en los cuerpos
para entrar en esa unión que nos subyuga.
Se opaca , entonces, como levitando
la luz con forma de ventana
y se encienden la lumbre del amor
en el placer de cada beso.
Gallnnet
Gracias por leerme