de qué manera te quiero,
pero callarme prefiero
para no hacerte sufrir.
Un alegre porvenir
en sueños he descubierto,
mas de pronto me despierto
y tan sólo un sueño fue.
¿Por qué será que soñé
lo que no puede ser cierto?
¡Locuras de viejo loco,
ilusiones y manías!
Ya se pasaron mis días
de galanteo y descoco.
Pero no pienso tampoco
que vivirlos fuera en vano,
pues los viví muy ufano
tan satisfecho y contento.
Pero ha llegado el momento
de ser un tranquilo anciano.
Ya joven no puedo ser,
porque no existe manera
de ser de nuevo quien fuera
y atrás no puedo volver.
Pero este nuevo querer
me produce una gran calma,
llenándome toda el alma
de paz y tranquilidad.
¿Qué más puedo, ya a mi edad,
pedir si al menos me encalma?
¡Sueños vagos e ilusiones
perdidas de juventud!
Hora es ya de la virtud
y de atenerme a razones.
Rompí varios corazones,
pero roto quedó el mío.
Siento por eso ahora frío
y despierto con fatiga,
buscando una mano amiga…
¡Pero me encuentro el vacío!
De esta forma y de tal suerte
pasé de ser tan inquieto
a pensar que tengo un nieto
y que me aguarda la muerte.
Que Dios me mantenga fuerte
para verle, es mi porfía,
hecho un hombre de valía.
Es el único consuelo
que tener puede un abuelo.
Mi único sueño hoy en día.