Tengo un problema tremendo
que quisiera remediar.
Si tuviera menos años
lucharía, mas mi edad
me impide el hacerle frente,
no tengo ese dineral.
Mi nieta, ¡la pobrecita..!
Si es un cachito de pan
que ha tenido mala suerte…
¡A saber qué pasará!
¡En qué manos ha caído
con tal padre y tal mamá!
Mal me porté siendo joven,
mas de ese modo jamás.
Yo corrí mis francachelas
pero siempre fui un señor,
nunca en mi casa a mis hijos
la comida les faltó
ni me los llevé de juerga
ni les levanté la voz.
Quien otra cosa dijese
mentirá como un ladrón.
He de arreglar este asunto…
¡Que me ilumine mi Dios!
Tendré que tener paciencia
como tuvo el Santo Job.
La gloria es del que la busca; la suerte de quien la encuentra.
¡Hola amigo poeta!
Un romance que lo dice todo,
todo a veces triste, pero con fuerza
el camino de la vida lo colmará de alegría.
Y lo que hoy es problema mañana
será recuerdo.
Un saludo con cariño.
María de León.
Espero y confío en que las cosas mejoren para mi nieta Jimena, a cuyas circunstancias está dedicado este romance.
Muchas gracias, María. Le quedo muy agradecido.
Besos, amiga.
Francisco
La gloria es del que la busca; la suerte de quien la encuentra.
Don Francisco, los nietos
son todo para nosotros
aunque despues de mayores
no nos hagan ni puto caso,
pero en fin...todo por ellos.
Un abrazo.
Antonia.
Un poema... ¡ Que mágica manera de decir que estoy presente !
Al final y tras largas cavilaciones he llegado a la conclusión de que mi mejor amigo soy yo mismo, querida Antonia. Mis nietos vivirán su vida, al igual que yo he vivido la mía, y se acordarán de su abuelo lo mismo que me ocurre a mí con los míos: O sea, apenas, por no decir que absolutamente nada.
Le agradezco mucho su amable comentario, estimada amiga.
Muchísimos besos.
Francisco
La gloria es del que la busca; la suerte de quien la encuentra.