Habito un mundo de palabras
palabras que nombran y me nombran
que rosan con sus letras mis deseos
y me llenan de colores y me matan.
Matan al árbol porque el árbol
es mucho más de aquello que se nombra,
matan a Eduardo porque Eduardo
es sutil, enigmático, tierno, triste,
sabio, incoherente, fútil, impetuoso,
deprimido, malo, azul, solemne,
alegre, distante, inconformista,
optimista, deseante, caprichoso,
dudador, impotente, satisfecho,
fácil, bueno, desdichado...
...y tantas cosas nombran a este ser
que ni quiero seguir nombrando.
Las palabras me atraviesan por el cuerpo
desde las plantas, el pie, los dedos, pantorrilla,
las piernas, muslos, la cadera,
la espalda, la panza, las rodillas,
los codos, las manos, las muñecas,
el cuello, el pecho, los hombros,
la cabeza...
...y tantas cosas que pasan por adentro
que ni quiero seguir nombrando.
Las palabras me suben por el cuerpo
retumban en mi estómago,
explotan en mi cerebro
y tiritan en mis labios...
Puedo decir tantas cosas con palabras
puedo oler el pasto, ver el bosque,
el cielo, el sol, las nubes, los pájaros,
los animales, las gentes, los insectos,
puedo viajar al cosmos con palabras
viajar entre estrellas distantes
y universos,
dibujar mil soles o infinidad de planetas
que no huelen a nada
o llegar al infinito así nombrando...
...puedo nombrar millones de ilusiones,
o imprimir mis ideas o mis cantos...
pero no puedo llegar, si quiero,
a esa esencia primera
la de mi ser sin palabras
ahí donde habita mi alma...
Habito un mundo de palabras
Moderador: Julian Lopez
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a Eduardo Cortese
Muy buena reflexión poética, amigo Eduardo;
y muy buena conclusión: a través de la palabra
poder llegar a desprendernos de ellas, para alcanzar
la pureza de nuestro Yo.
Ha sido un placer leer tu poema.
Un abrazo.
Óscar
y muy buena conclusión: a través de la palabra
poder llegar a desprendernos de ellas, para alcanzar
la pureza de nuestro Yo.
Ha sido un placer leer tu poema.
Un abrazo.
Óscar