Siento morir al silencio en tu garganta,
Al escuchar que no eres esa flor risueña.
El calor que en mis venas se agiganta,
convierten versos en voces de cigüeña.
Mis poemas son espasmos de recuerdos,
Escritos en anales de infinitos verdaderos.
Triviales ilusiones que fueron desacuerdos,
Que tu nombre ha diluido en mis tinteros.
Cuando no me quieras más estaré muerto,
No quedarán mas letras en el alfa de la vida,
guardarás mi omega en el frio estado yerto.
No quiero morir solo con viles estertores,
Aún siendo pecador merezco tu acogida,
Para en mi final plasmar nuevos albores.
Fuiste el fundamento de emociones vivas,
y ahora la energía de mis letras convulsivas.