Cuando vienen pensamientos
yo los miro y los contemplo.
Unos tienen ese encanto
que ha guardado el sentimiento,
más no importa si hay alguno
que interfiere de repente,
y me anuncia muy irónico:
¡Que lo malo está presente!
Le combato como puedo
me armo de otros, son de fiar;
llamo a filas a los buenos...
'Se sacuden' por mi piel.
-Buena lid con 'mis poderes',
si los puedo controlar-.
Y con arte en la pelea
le terminan de extirpar!
Y al final, en mis papeles
yo me puedo gobernar;
pero dejan sus secuelas
no las puedo remediar.
Sí los compensas con algarabías
y con hechizos de bien,
saldrán los pensamientos
rumbo "Jerusalén,"
donde se encuentran los dioses
esos que han de hacer
que los malos pensamientos
no hayan siquiera nacer.
No hay nada mejor, para curar un alma herida,
Que un dulce poema y una mano amiga.