Me miro los calcetines
y pienso que no llegué
a la altura de las piedras.
Tan pequeño soy que el viento
me pasa por encima,
el agua se desvía de mi sombra,
la sombra se me escapa de los pies
y los pies no me llegan al sol.
Mi palabra es tan corta que se rompe
entre las jaras,
fundiéndose con el esplendoroso verdor
de sus hojas.
Soy tan pequeño que al ver la puesta del sol,
caigo en la cuenta de que se me rompió
el tiempo.
Soy tan nada, que hasta los libros se pasean por mis
torpes manos, llenándomelas de silencios.
Estoy tan metido en mí que se me caen las gotas de lluvia,
hasta la senda es mas larga que mi sutil vida.
Que poco soy delante de la grandeza de los campos,
que finito es mi camino ante el columpio de los árboles.
No llego ni al nivel del Mar, tampoco lo pretendo,
pobre hombre cual grande te crees y que pequeño eres.
Sí qué es verdad que pequeño es uno cuando se compara con la inmensidad de la naturaleza, pero a la vez, cuan grande se es, cuando con tan sólo palabras, se puede volar más alto que las hojas, mecerse en las calmas aguas, darse a otros cruzando los mares, y tan sólo con palabras.
Y en las suyas se nota su propia involucración con el medio ambiente.
Es un honor ser su compañera en los foros de poesía.
Un gran abrazo.
No hay nada mejor, para curar un alma herida,
Que un dulce poema y una mano amiga.
¡Hola Julian!...buenísima estimación es un placer leerlo el sábado.
Gracias por compartirlo y me agrada mucho el comentario de Olguita.
Un abrazo de Antonia
¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!
Un poema... ¡ Que mágica manera de decir que estoy presente !