Sentimientos recorren las veredas,
la niebla va bajando hacia su valle;
la brisa cimbreante en las palmeras
convida a la mujer que mueve el talle.
Poetas la engalanan de canciones,
los arroyos le cantan con alardes,
amapolas florecen a su paso,
embriagando el ocaso de las tardes.
Un sol en arreboles por las dunas
enamora en el oasis a la diosa;
alegres avecillas la desnudan
mostrando su belleza esplendorosa.
Y la tarde se duerme sobre el monte
entre dulces murmullos de la noche;
avanzando en sombras estrelladas
envuelven a la diosa y pone un broche.
A. Elisa Lattke V.
Abr/09