En busca de razones y adjetivos,
busqué en el saber de enciclopedias,
La razón de ser de los eventos destructivos,
Sismos en escala que terminan en tragedias.
El equilibrio nace de las profundidades,
Aquellas que están vertidas en la vida.
Cada ser vive sus propias realidades,
sangre que mana de vieja una herida.
Hay quienes merecen el dolor en avalancha,
Tristezas, lágrimas y penas en su existencia.
también virtuosos libres de toda mancha,
Pero ambos comparten de la vida su apariencia.
Cuando sucede una tragedia con mil aflicciones,
cruza lo incierto en nuestra realidad imaginaria.
Hay quienes rogamos por solo bendiciones,
Sin pensar que somos del mal parte accionaria.
Recomenzar cuando todo está perdido,
Es una oportunidad de reflexión profunda.
Sembrar una nueva vida en la raíz del abatido,
es tal vez oportuna propuesta de la vida fecunda.
Detrás de una tragedia hay una esperanza nueva,
Nacen ideas y proyectos que nos vuelven sabios
Y al pasar el tiempo nos damos cuenta de la prueba,
tocar fondo es la virtud de todos los agravios.
Vivir no es fácil si cargados de inconsciencia,
nos mentimos para incendiar nuestras pasiones.
Hombres que viven otras formas de conciencia,
laceran la naturaleza con sus aberraciones.
La verdad absoluta desnuda nuestras mentes,
nos muestra un mundo frágil que colapsa.
Más el amor es el escudo de seres emergentes,
que un día nos devuelven la fe y la confianza.
Vivir es nuestro objetivo cierto y perdurable,
Sin forzar los eventos del destino y sus comedias.
La riqueza no es garantía de lo inconmensurable,
ni libera al ser humano del poder de las tragedias.
Autor: IVAN CARRASCO AKIYAMA
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