sentimientos cruzados por que
tengo un amor, se oculta en sus rayos, y
apretada la mano con su soledad triste
con sombras de esa luna de otoño adonde cruza
la diagonal, mi era geométrica;
más la base del triángulo se desmorona,
pero una hipotenusa desnivelada se eleva al vértice
mis amores geométricos sin ángulos ¡ay Dios!
no hay base por su altura versable, mientras que
un ojo está mudo, no quiere mirar sus vértices.
¿ tienen ojos esos triángulos?
No sé. También que hipotenusas hablen,
pero las diagonales son seres ocultos,
que se marchan en contrapunto con las ideas del amor,
pero hay miles de cuerpos ocultos que gritan
apresados en el fondo de las norias,
y piden ser izados, entre los ángulos de la vida.
Pero en éste mundo geométrico faltan corazones
¿adonde está el alma? a lo mejor debajo de la gran base
esperando ser multiplicada por la altura,
más, ni Pitágoras podría imaginarse
estar involucrado en este poema de amor poco clásico,
y debo perdonarle su excusa, de no poder medirlo todo.
Hay veces en que las matemáticas caen al juego del amor.
Es lo que a veces llamamos porrazo