No volvería a saborear soledades buscadas,
ni contemplar callada el inmenso paisaje
con todos sus colores.
Feliz, esas noches donde rutila la luna
y cantan las estrellas, disfrutar la intimidad
que se siente distinta, y dulcísima, sentirme
bienamada sin marcar los minutos el reloj.
Contemplar la llovizna transmutando la tierra.
Recibir los amigos galopando el corazón.
Disfrutar aromas que existen solo aquí.
Observar a las musas como juegan, e insuflan.
Este lugar distinto, a todos los lugares
espera mi regreso con amoroso abrazo,
con exquisito cuido me hablan sus paredes:
Atormentan los llantos, suenan aquellas risas,
ecos de las palabras, todavía allí prendidas,
los rostros preguntando: por qué, por qué, la huida.
El corazón con suave tic, tac, confía, espera,
La razón le responde con helada mirada,
con voz imperativa, deshazte de pasado.
Cantabria, mes tres, año 2011.
Isabel Morión.
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