
Ajado por el viento...(A mi padre)
Recuerdo un hombre maduro
más bien mayor, mirar pasar
un tiempo que no recoge;
sentado en un parque, el cuerpo abatido,
ve alejarse un ayer que nunca quiso dejar escapar.
Y es en un lugar perdido
donde pierde a su vez,
las ganas de seguir viviendo
en un mundo de miserias inútiles,
ciegas, adobadas con fango.
Soporta el alma cansada de estar sentada
en el filo de una vida extraña,
evocando un amanecer que tarda,
y anhela como todos, el poder sentir en su cuerpo
el roce y el respirar de un ave,
que siente y sufre la perdida
de la que fue su gran amor.
Cuando con un último beso,
su vida dejo muriendo
en tanto él también moría,
soportando el dolor en su propio corazón.
Ayer me lo encontré,
estaba paseando su alma,
sumido en el fondo
de un terrible aburrimiento.
Seguía pensativo, como
queriendo crecer hacia la tierra,
en vez de mirar al Cielo,
y sonreír a las estrellas
que en todas las noches
le alumbran perennemente,
en su caminar cada día
un poco más largo y difícil.
Ese hombre maduro,
más bien mayor,
ajado por el viento
de miles de años ha...
Era ¡¡ Mi padre!!
©Roberto Santamaría