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No llores más, María
que pronto ha de acabar tu triste pena.
No siga tu agonía
que antes del nuevo día
has de cambiar tu llanto en dicha plena.
Bien sabes qué predijo
el ángel que un milagro te anunció
para tu regocijo:
“Concebirás un hijo,
será el Hijo de Dios, que lo engendró”.
Y ya llegó el momento.
Aunque refugio nadie os ha prestado,
será tu alojamiento
para el alumbramiento
un humilde pesebre que has hallado.
José, tu fiel esposo
te ayuda en este trance con ternura,
consiguiendo dichoso
el instante glorioso
de poner en tus brazos la dulzura.
Pero el Infante llora
y presto lo cobijas con tu manto;
tu voz consoladora
consigue sin demora
que duerma en tu regazo el Niño Santo.
Y allá por las alturas
hay ángeles que cantan “¡Gloria, gloria
a Dios y sus criaturas!”
y antiguas Escrituras
por fin se consumaron en la Historia.
Al Niño que ha nacido
quisiera entre mis brazos dar calor,
y una cosa le pido
por la emoción transido,
como Él pasar mi vida dando Amor.
Agustín
FELICES NAVIDADES Y AÑO NUEVO
A TODOS LOS COMPAÑEROS POETAS.