Dormido me he quedado entre tus brazos
igual que siendo joven, vida mía.
Mas hoy fue muy distinto, que hoy no ardía
mi cuerpo de pasión con tus abrazos.
Nos queda un gran cariño y unos lazos
que nadie ha de cortar hasta que un día
la muerte nos separe. ¡Infame arpía
que rompe un gran amor en mil pedazos!
Mas, mientras, recorramos el camino
unidos de la mano en esa espera.
Escrito debe estar nuestro Destino
y todo al fin será según Dios quiera.
En tanto que nos deje hacerlo el sino,
¡vivamos esta nueva primavera!
La gloria es del que la busca; la suerte de quien la encuentra.
¡¡Buenísimo el soneto!!,
expresión y cariño van de la mano.
Ha sido un placer esta lectura,
gracias por compartirlo y alegrar la jornada.
Un abrazo.
Antonia.
Un poema... ¡ Que mágica manera de decir que estoy presente !