que aturde ferozmente mi cabeza.
Fantasmas del ayer, viejos recuerdos,
¡permitidme que duerma!
Parece que tornaran del pasado
aquellas que yacieron a mi vera.
En tanto que aún escucho aquel siniestro
chocar de las botellas.
¡Ay, noches de aventuras y de orgías,
marchaos de mi mente y dejad quietas
las aguas de este mar en que me agito!
¡No quiero más tormentas!
Pues si aquellas vencí fue de milagro,
a base de vigor, tesón y fuerza.
Pero ahora, que empiezo a ser ya viejo,
no lograré vencerlas.
Amor, ya me engañaste muchas veces.
De ti y de tus vaivenes voy de vuelta.
No quiero cometer nuevos errores,
¡a mi lado no vuelvas!
¿Para qué si al final son todo angustias,
lamentos de dolor, ayes y penas?
¡Emprende nuevos rumbos para darle
tormento a quien lo quiera!