Pequeña que entre mis manos
he sujetado esta tarde,
¿cómo será tu futuro
el día que yo te falte?
¡Cosa pequeña, indefensa,
que en los brazos de tu madre
buscas su pecho con ansias
queriendo calmar el hambre!
Bien quisiera, mas no puedo,
todo el oro poder darte,
regalarte la fortuna
que malgasté en mis desmanes.
¿Qué va a ser de ti, chiquilla?,
no dejo de preguntarme.
¡Ay, si yo fuese más joven,
con la vida por delante..!
Pero no tiene remedio.
¡Pequeña, que Dios te guarde!
La gloria es del que la busca; la suerte de quien la encuentra.
¡Que dulzura de romance!
y cuanto sentimiento encierra,
cómo uno se imagina darle la vida
plena llena de dulces sabores.
¡¡Bello!!...
Un abrazo ( y decirle quehe estado enferma y sin voluntad de ordenador...disculpas.)
Antonia.
Un poema... ¡ Que mágica manera de decir que estoy presente !
Tampoco yo estoy nada católico, querida Antonia. Así que, tranquila.
Me alegra que le haya gustado el poema, amiga mía.
Muchas gracias y muchos besos.
Francisco
La gloria es del que la busca; la suerte de quien la encuentra.