Mal pagaste mi amor con el olvido,
ya no tengo lugar en tu memoria.
Tus promesas pasaron a la Historia
y en sus brumas espesas se han perdido.
Me pregunto a menudo: - ¿Hubiera sido
nuestra vida feliz cuando la euforia
del instante pasara? – Y es notoria
la respuesta que obtengo: Un sin sentido.
Pues no puede el amor vencer los celos
infundados que siempre vi sentías.
Mil temores sin causa, mil recelos
o quizás era el miedo que tenías
a que fueran mentira mis anhelos,
que tan sólo durasen unos días.
Pero acaso mentías
y era falso el fulgor de tu mirada…
A la postre tu amor se quedó en nada.
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La gloria es del que la busca; la suerte de quien la encuentra.
El amor y el olvido
son dos fuentes de agua cristalina
en una se bebe agua dulce y en la otra
se bebe hiel amarga.
¡Muy buen soneto y si lo leo
dandole tono musical
es más bueno.
Un saludito.
María.
Me gustaría saber qué melodía le pondría, estimada María.
Precisamente hoy es el cumpleaños de la mujer a quien escribí hace días este soneto, 56 años cumple.
Muchas gracias por su tiempo, querida amiga.
Muchos besos.
Francisco
La gloria es del que la busca; la suerte de quien la encuentra.
No entiendo tu amable comentario, amiga Isabel.
Mi esposa no tiene 56 años, sino justo si cambias de orden los números.
Lo de melódico es porque así se denomina a los sonetos cuyos versos van acentuados todos en 3ª y 6ª sílabas, no porque lleven música.
Muchas gracias por tu tiempo y por tu gentileza, amiga mía.
Muchísimos besos.
Francisco
La gloria es del que la busca; la suerte de quien la encuentra.