La mendiga.

[Francisco Escobar Bravo]

Pasaba mendigando la gitana,
el niño iba prendido de su mano;
su llanto y su rogar eran en vano,
pues todos le observaban con desgana.

Pasó muy lentamente la mañana
y tuvo poca suerte; ni un cristiano
se quiso conmover ni ser humano,
ninguno quiso verla como hermana.

¡Bendita caridad! Ya no se estila,
se nota que pasada está de moda.
La gente ve llorar y hasta intranquila

prosigue su marchar, pues le incomoda.
No piensa, no sopesa ni cavila.
El prójimo, si sufre, ¡que se joda!

Perdón por lo procaz, no es mi costumbre;
mas usa esa expresión la muchedumbre.

[Antonia Pérez Garcí­a]

Estimado don Francisco...un real trabajo y le contesto...
En mí si está esa costumbre,
pegada está en mi boca esa palabra
y que mendiguen...a nadie le incomoda
pues siempre la duda se acomoda.
Un abrazo de Antonia.

[Francisco Escobar Bravo]

Pues, ¿qué quiere que le diga, estimada Antonia?
Soy hombre, he estado trabajando en obras y trato todos los dí­as con el público. Que hay algunos que dan ganas de soltar venablos por la boca. Pero no suelo ser mal hablado y eso que la blasfemia, no ya el taco rotundo, era el saludo que recibía muchas mañanas.
Pero sí­, la gente "pasa" de la mendicidad; quizás porque esté harta de saber que detrás de ella pueden ocultarse verdaderas mafias.
Pero el caso que vi ayer no creo que se tratase de eso, se la veía como una pobre mujer que pedí­a por necesidad.
Y mientras, en la tienda de enfrente, gastándose el dinero en unos zapatos de moda...
En fin, que gracias como siempre por su lectura. La vida es como es y no vale darle vueltas.
Saludos, amiga mía.
Paco