Mi pena

[Esther Luscinda Melcón]

Cojo el testigo a Julián

Mueve despacio sus pétalos,
el rocío la está amando
y luego por la alborada
se abre al sol enamorada
de su luz y su calor.
Y recibe el resplandor.
Y en su cáliz, al amor...

Saludos Julián esther

[Julian Lopez]

y el amor se lo da la tierra
regandola con su agua
meciendola con su brisa
de madre, y la canta una nana
arropandola con su manto de estrellas

[Esther Luscinda Melcón]

dice julián

Arropándola con su manto de estrellas
porque lucen prodigiosas
para alumbrar a la Tierra.
A Gaia que es tan hermosa
que debemos de cuidarla
para llenarla de rosas.

Salutaciones Julián. Esther Luscinda

[Julian Lopez]

para llenarla de rosas,
vagare por los caminos
a cada bosque le dejare
un verso,
a cada piedra un recuerdo
y a cada planta un te quiero

[Antonia Pérez Garcí­a]

Sigo a Juli...

Y a cada planta un te quiero
que va plasmada en el tiempo
como regale del cielo,
las aves que con su vuelo
embellecen a los bosques
y en sus ramas, los nidos son;
la alegria de los montes.

[Esther Luscinda Melcón]

Sigo a Antonia

La alegría de los montes
donde vuelen pajarillos,
y se metan en los piornos
a dar calor a su nido.
y entre los purpúreos brezos
cojan la tira de insectos
para llevarles comida
a esos picos tan abiertos...

Salutaciones Esther

[Julian Lopez]

Picos abiertos
que claman a la tierra
que cantan para ella
para que los de,
luz comida y agua
y le agradecen
su alboradas

[Olga San Isidro]

Siguiendo tu pauta...


Y le agradecen sus alboradas
El leve rumor del viento,
El suave rugir de las cascadas,
¡Oh tierra de mis ancestros!
Cuantos surcos hay en tu alma.

[Julian Lopez]

Cuantos surcos hay en tu alma.
surcos hechos por los hombres
hombres que callan
sin oir el lamento de gaia

[Antonia Pérez Garcí­a]

Siguiendo a Olguita...
CUANTOS SURCOS HAY EN TU ALMA.
Siguiendo a Julian ...
SIN OIR EL LAMENTO DE GAIA.

Ella, nos clama respeto
todos estamos sordos...
sordera de vientos helados
sordera entre la selva
que sin piedad es talada,
esbeltos pinos se inclinan
ante la injusta trajedia...
Por Dios , qué ceguera
la del avaro insensato.