Logré apartar la nada de mi huella.
Quería estar solo con mi todo, en silencio.
Los perros me seguían olfateando mis pisadas;
pisaba la tierra de mi tierra,
la de mis ancestros que hoy también son tierra,
pensaba en Ella que también descansa bajo la misma tierra
la misma que en invierno es greda negra
y se me pega a las botas igual que esa nada…
¡Oh gredas negras, también iré donde ti luego!
entraban a mi mente el olor a jazmines,
el naranjal se llenaba de gajos y frutos verdosos,
olía también a eneldo como tu pelo mujer,
me preguntaban los perros porque estaba triste
no les contesté nada…¿para qué si no debía?
A pesar que son mis mejores amigos hoy día…
Miré el fantasma, ése árbol desganchado
pensé, igual que la vida, cuando se cae y
todo pierde el equilibrio
miré mis torpes brazos, que no toman una pluma
ni el pincel, untado en bellos colores de trigos verdes,
mas seguí caminando hacia el río, allí donde te llevaba
esas mañanas claras de primaveras
cuando todo estaba a nuestro lado, todo estaba,
apilado en un cerro de heno guardado, tan amarillo;
y seguí caminando, ahora en ti pensé tan en serio que
se me desprendió una lágrima, y miré allí, donde no había nada…
me di cuenta que tu eras todo, eras campo, potreros, cerros,naranjos,azahares,
donde hoy día caminaba, solo con mis perros y tu sombra.
pero encontré mi todo y mi silencio, acumulado en mi campo,
esas huellas borradas por el tiempo, sin mi nada, sin mi sino….
Solo silencio.