ESCRIBIENDO UN LIBRO CON LOS PIES

[Orlando Santana Cabrera]

(Embarcado en una nave de piedra)

¡Amor mío, debo huir de tus ojos
como se huye en un bosque que arde!
Me despido a la francesa, escabullido
entre los caballos azules del alba.
Ando por el mundo sin dejar huellas,
el río de mis lágrimas está seco y es profundo,
contemplo las estrellas con alegría y pureza.

Atrás quedaron las serpientes enroscadas
en las ramas de los árboles que mis manos plantaron.
El recuerdo de la bahía fue un mal sueño
donde naufragaban todos los veleros.
Atrás quedó la pesarosa inquietud por tu ausencia,
sólo queda un musical ruido de campanillas.
El viento me proporciona un cayado que me sostiene

Si supieras, amor, qué lejos he llegado.
Embarcado en una nave de piedra, lenta y segura,
voy atravesando los luminosos horizontes
como quien pasa las hojas en blanco de un libro.
He cerrado todas las puertas de mi corazón,
han chirriado con oxidada pesadumbre al hacerlo.
¡Que se hielen allá afuera las anodinas lágrimas!

Desembarco a orillas de los desengaños, claman, me suplican,
pero se espantan y retroceden al mirarme a los ojos.

[Esther Luscinda Melcón]

No huyas del amor Orlando,
solo déjale tus huellas
y ama sin llorar, gallardo
que en el amar hay firmeza.

Deja sonar campanillas
con la música en el viento,
el corazón tiene puertas
y el amor se queda adentro.

Las lágrimas por amor
hacen sentir a las piedras.

Un saludito y Feliz Año 08

Esther Luscinda

[Liliana Aiello]

Besosssssssssssssssss azulesssssssssss.

LILI