Sucede que mi carne se deshoja
porque ella es desde antes mi enemiga.
Morir o envejecer. La tarde quieta,
la noche tan callada en mis mejillas,
me ocurren. Y me ocurre la penumbra
del corazón. De niña no sabía...
Me hablaban de muñecas de cristal,
de la importancia de las blancas cintas
en el cabello verde, o me llevaban
al cine. Me contaban las mentiras
que a ellas les dijeron, y yo, buena
y sana fui instalada en una esquina
del tiempo hasta que ahora, a la hora
de aquel reloj que marca el mediodía,
me digo, finalmente, que en mi rostro
el sol se puso ya. Cuán largo día...
Sucede Delfina.
El tiempo nos va dejando sus huellas marcadas
en el rostro, de niña nada sabemos del correr
de las horas, todo es muy hermoso, nuevo.
Luego es cuando te vas dando cuenta de que
la vida se escapa minuto a minuto...
Bienvenida a Modernos Delfina...
Un abrazo Esther Luscinda
SUCEDE QUE LA POESÍA ME AYUDA A DECIR ALGUNAS VERDADES.
ESPERO QUE COINCIDAMOS EN QUE LA SINCERIDAD ES NUESTRO MEJOR VEHÍCULO DE COMUNICACIÓN.
DELFINA ACOSTA