y sin embargo creo que no creo
que creer en algo sutil, sea fútil,
cuando se dejan caer verdades
y veo, con muchas sutilezas,
que acordarse muy útil no es
cuando hay edades y suspicacias,
que rebalsan, las piscinas sin agua
de mentes cargadas con miradas feas
y mi cuello rebalsa tortícolis
al mirar fuera de tiempo y de ángulo
donde no debiera mirar ni pensar;
creo que es malo ir a otro lado
donde nadie te invita al triángulo,
donde se pasean a orilla del océano
entre olas que están sin aguas
y las espumas, se evaporan sin estar
hechas de aguas, sólo con peces giratorios
y sin embargo, me apremian mi vista
que no puede mirar brillo de espejos,
ni la llama azul del soplete oxigenado
de un soldador, que si a sus ojos lo mira,
hecho para la llama, pero no así al amor;
en cambio miro la mirada del amor azul
y mis ojos no sufren de brillos
sufren del resplandor de su corazón
que arde con llama roja, sin ser azul de ultramar
la fresca brisa de esa risa,
transporta mi ser como brillo de lentejuelas,
hacia mundo donde penetran caballitos
de mar sin monturas, ni riendas, sin galopes,
trotan junto a sus pesados ojos,
bailando pausadas náuseas, bailando,
mirando de reojos para el lado
es un conjunto muy especial, náutico,
que buscan la marina, el barco y la playa,