de tus dos pupilas manaron chorros de agua pura;
pura agua de amor, manaron de tus dos ojos,
dos ojos que me miraron sin dejar de decirme
que me amabas, como dos hilos de agua bendita;
con siete veces siete dijistes octubre querido
y pensando en setiembre cuatro veces me amastes,
y llegamos con Marzo amarrados trenza de abrazos,
pues tan fuerte me amastes como número primo;
llegamos a Otoño querida mía, sin frío llegamos,
miramos a su fuego y en su llama nos calentamos;
y el frío fue visto pasar callado, haciéndose el leso.
De tus dos pupilas manaron chorros de agua pura,
ay amor, ¡que pupilas! encendiendo fuego apasionado,
¡que miradas ardientes!, que verde el agua, celeste cielo,
mis rosas rojas casi negras, ramilletes gritando rosales,
el agua, la vida, corriendo manantiales y pétalos encendidos.