Entró en la sala
la pequeña de la mano
de su madre.
Con temor a lo desconocido
y a preguntas que le
hicieran recordar
lo ya vivido.
Y vio una luz
en aquellos ojos
que la tranquilizaron.
Se presentó con talante firme
y muy convencido
soy tu DEFENSOR
y quién te hará JUSTICIA.
La llevó a la otra sala
mientras hablaba él
con su madre.
Y la hizo dibujar un pesebre,
ella dibujó a una madre, una abuela,
un abuelo y un tío.
Y borró por completo
aquella figura que asociaba
con tan cruel tortura.
Volvió a llamar a la pequeña
por su nombre y ella entró orgullosa
mostrando su dibujo …
Y comprendió su DEFENSOR
que tanto sufrimiento
no era mentira.
Sentada junto a su madre
la pequeña vio como aquel señor
tan alto se levantaba de la silla
y se inclinaba hacia ella dándole la mano.
Y con voz muy alta
y tono muy sincero decía:
YO SERE QUÍEN TE REPRESENTE
Y TE DEFIENDA POR LO QUE TE HA PASADO.
Y su mano se fundió con la suya
mientras su carita sonreía
de alegría y calma.
Por fin alguien la había
escuchado y la ayudaría
y se fue con su madre
con una gran sonrisa.
Pasaron los días, los meses y los años
y aquellas palabras que sus jóvenes oídos
habían escuchado se desvanecían.
Torres, muros, manipulaciones
y muchas mentiras truncaron su camino,
hacia aquellas palabras que
creía ERAN VERDADERAS .
Y se vio convencida de que aquel hombre
se había olvidado de su promesa
y la dejaba sola frente a su verdugo
que mató su inocencia y destruyó su niñez.
La figura que no quería dibujar,
esa figura que todos los miércoles
le quitaba poco a poco
un pedazo de su ser.
Miedo, temor y sufrimiento,
MIERCOLES SIN COMER, mientras él
comía frente a ella castigada sin un por qué
y obligada a hacer cosas de mayores.
Creyó en aquel señor
que le hablaba con dulzura
prometiéndole justicia.
Y la entregó al verdugo
que se escondía detrás
del muro que sus defensores
… PROTEGÍAN…
Negando informes, confundiendo a las personas
manipulando a jueces y robando la inocencia
de una niña que quería
…NO SER MÁS TORTURADA…
Le dolieron sus palabras
Y entendió que eran
…LAS PROMESAS DEL OLVIDO…
MARIA VICTORIA CAMPOS PEREZ
(su madre)