Puede ser mi Casa...

[A. Elisa Lattke V.]

Atávicos temores de ancestrales anhelos,
para turbios sueños de la edad madura;
... deparando otra edad de pensamiento,
reflexión con canto continente
en la nada de su fruto cronológico,
con inocencia del ayer frustrado
y su hoy de inexperiencia.

Sabrás que los años tienen la edad de la muerte...
Y la vida, un júbilo que amalgama sueños.
Se nos enredan por los muros de la Casa
donde permanecen en su interior,
protegiendo almas al amparo de su cielo.
La Casa que llevamos envejece,
se secan sus muros con la sal de su lágrima.
En ella hay rincones de desorden, lo perdido e inútil
en continua insistencia de sollozos...
¿Qué nos queda?
Si cuando sigue allí su habitante de rincones,
tejiendo su red, proposición de eternidad consciente;
es su fe de sentir como envuelve la tela que acaricia,
si estamos en sus manos.

Nuestra Casa tiene edad de conjugar sueños,
la simultaniedad de voces y de cosas...
...Pero lleva presencias inciertas con gestos vacíos
cuando el color del mismo amor nos sonroja.
-¡Benditos aromas en suspiros, cuánto daño nos hacen!-
Y, en esa búsqueda nos queda una Luz,
depósito de tiempo, ilusiones,
brillo soleado tras lo oscuro de sus muros;
donde nos dejaremos la Casa
desocupada por el tiempo,
encendida en el regazo de Dios...
Y, la vida nos devolverá a su manera
su expolio, acaso... puede ser...
¡Un sólo sueño de amor por primavera!


Elisa Lattke
13-5-08

[Antonia Pérez Garcí­a]

¡Hola Elisa!...¿donde está la ranita?...que adorne con su croar el foro.
Un poema de real vivencia...la casa se aploma con nosotros.
Un beso de Antonia.

[Julian Lopez]

Pues amiga tu casa tiene que ser preciosa toda llenita de poemas lindos

[Olga San Isidro]

¡Vaya cuantas cositas llevamos en esa casa! no sé si lo entendí­ bien, pues tuve que leerlo unas tres veces para, creo, comprender que hablabas de uno mismo y su interior, ¿me equivoco?
¡uy, Elisa! ¿Qué nos queda?...
Un besazo amiga.

[A. Elisa Lattke V.]

Está buscando en 'su Casa' una muñeca de trapo que perdió y una ranita azul. Un beso, puede que la , que baraja las posibilidades de todos los sueños que pedí yquien sé, me conceda alguno...su mano bate las piedras del juego ancestral y leerá la posición de las mismas sobre la tierra(un redondel dibujado en el suelo). Una piedra blanca entre otras de diferente color, será siempre la más importante. Besos. Elisa.

[A. Elisa Lattke V.]

Pues amiga tu casa tiene que ser preciosa toda llenita de poemas

Creo que sí­, el buen Hacedor me trata bien, porque observo la naturaleza humana frente a esa otra que debemos cuidar, sin ella moriremos. Besos. Elisa. Gracias.

[A. Elisa Lattke V.]

¡Vaya cuantas cositas llevamos en esa casa! no sé si lo entendí bien, pues tuve que leerlo unas tres veces para, creo, comprender que hablabas de uno mismo y su interior, ¿me equivoco?
¡uy, Elisa! ¿Qué nos queda?...
Un besazo amiga.

Nos queda mucho más de lo que podemos pensar por sí solos, querida amiga. A través del tiempo vamos haciendo que esa Casa se mantenga cada vez más ordenada y que reine la paz o el equilibrio. El amor es la flor que debe permanecer en el centro de su salón, es diferente a las otras que cultivamos fuera, en el jardín, con pétalos de poemas y aromas de metáforas, utilizando la anáfora para recalcar sobre los renglones la necesidad de ser escuchados. La Casa individual debe ser lo más acogedora posible y tiene un lugar para cada tiempo de la Vida, como todas las que habitamos y está distribuida de acuerdo a unos trazos importantes desde la Eternidad.
A veces tenemos que buscar allí en 'el torrado' dónde nos hemos dejado 'los planos' y los detalles significativos, que nos revelan 'los habitantes' que no la abandonan, a veces tan sólo es uno más... amparado por la protección espiritual que le damos, es otro necesitado de mucho amor, porque siempre nos dejamos un pensamiento abrazado al sentimiento, y lo encontramos esperando que le demos ¡aire! Pero también pueden confundirnos los ruidos que hacen 'los fantasmas' con las cadenas; son hijos del temor, extraviados y desconsolados aún no se han dado cuenta que murieron de tanto esperar... ver una flor en el interior de la casa que tuvieron cuando aún la tenían.

Esta 'Casa' tan signfiicativa tiene mucha luminosidad, pero tiene algunos pasadizos secretos por donde solemos escondernos y, hasta atravesar los secretos que encierra. Mi casa la tengo casi completa, incluso en esta vida la he abonado su jardín exterior que la rodea, he plantado árboles que han dado frutos maravillosos y también he sembrado todo tipo de plantas, incluidas las aromáticas... Por mi Casa se ven flores de todo tipo al asomarme a la ventana y, allí en el jardín corre el arroyo que va al valle, cantan las aves y retozan las ardillas por sus árboles. De vez en cuando hay un canto en mis oídos que llega desde el fondo del valle y una gaita suena. Tiene porche y una silla mecedora donde me siento a esperar esa corto mañana que me falta del tiempo, que no del día que es otra cosa en tiempo terrestre.... Allí le sonrío a la vida, sueño aún con alguna lágrima en los ojos y siempre hay té o café con pastas de avena y canela en un plato...
La vida se mece cada tarde y los ojos de la noche apagan otros para encender sus pupilas de luz y tocar el velo de la casualidad, por si el cielo deja ver un símbolo especial que convide a dar un paseo por las estrellas sin retorno. El mundo no se pierde nada si una luciérnaga deja de brillar cada noche. Un beso. Elisa.

¡Gracias amiga mía, Olga!