Añoro el sonido del viento,
el murmullo de un arroyo,
los aromas de la brisa
y el sabor de tus besos,
los tiempos pasados
y el calor de tu seno.
Añoro, tu mano en mi mano
en nuestros largos paseos,
la luz de tu presencia,
tu risa y tus ojos negros.
¡Añoro tantas cosas!
¡tantas que ya no tengo!
que ya la brisa es tormenta
y los recuerdos son fuego
que queman mis entrañas
cada vez que te pienso.
Ya los arroyos secaron
ya mi mano está yerma,
ya el corazón vacío,
el alma repleta de penas.
No hay nada mejor, para curar un alma herida,
Que un dulce poema y una mano amiga.