El atardecer languidece, se desvanece el sol
Sorpréndete la noche, entre claroscuros colores
Vitrales de antiguas iglesias, sumido aun en trasparencias
Y en la mente versos, poemas, e ilusiones
Cualquier tarde de esas, sentado de espaldas al mar
Te dispusiste a navegar múltiples inquietudes
Sueños almizclados, que con pasión se funden
A céfiros de insondables latitudes
En tus primicias, en tus albores
Hubo de ilusión un árbol
De sus ramas florecieron
Dos hermosos y perennes amores
Que en cada mano sostienes como a faroles
Se reparten tu corazón y tus amores, entre estos dos candiles
Una farola de trenzas con virolas
Y un candil de borla con hibiscos tropicales
Que te alumbran y sostienen, en tristezas abisales
Cuando el otoño se inicie en tu paisaje
Gorrión del amor enamorado
Habrá alguna rosa que tu soledad acompañe
Idas ya las farolas, tras su bisoño destino
Tendrás tiempo de amar de nuevo, mi amado y buen amigo
Cita:
Poema dedicado a mi amigo, hijo del corazón y poeta, Jesse Salas