Tocando castañuelas prodigiosas
le daba larga cuerda a mi niñez.
Yo le pasaba alegre mis cabellos,
mi falda, y él, jugando, se los daba
al perro que ladraba tras de mí.
Correr, reír, morir de golpe sobre
el liso pasto, la colina aquella,
el verdadero mundo a la intemperie
en donde el sol echaba mil monedas.
Después, de flores sucia todavía,
volver a la casona mansamente.
Mi voz quedó colgada de las ramas.
Mis ojos se vaciaron en garúas.
También perdí mi nombre. ¡Nada! ¡Nadie!
Soy yo sin la niñez de mi alegría.
Amiga es la primera vez que la leo, ante todo darle la bienvenida a este maravilloso foro al cual pertenezco, y si en verdad sus poemas son cual este, creo que la voy a leer de continuo.
Gracias por venir aquí, y dejarnos compartir sus recuerdos.
Un cordial saludo.
No hay nada mejor, para curar un alma herida,
Que un dulce poema y una mano amiga.
EL VERDADERO MUNDO DE LA MAYORÍA DE LOS SERES HUMANOS ES EL DE LA NIÑEZ.
PERO PUEDE EXISTIR UN MUNDO MEJOR TODAVÍA, SI BUSCAMOS EL AMOR DE NUESTRO PRÓJIMO.
PARA LOS POETAS, EL MUNDO SUELE SER DISTINTO.
BUSQUEMOS LA FELICIDAD EN LA TIERRA !!!
DELFINA ACOSTA
Estimada poeta...inmenso es el placer de leerla.
Para leer éste sábado en nuestro programa ya imprimimos
MI REINO -EL VERDADERO MUNDO -SUCEDE.
deseo que nos pueda ver y escuchar los poemas
cualquier inconveniente nos lo dice.
Un abrazo de Antonia.
Un poema... ¡ Que mágica manera de decir que estoy presente !