ríete, y con tu sonrisa
mírame,
olor de tarde, color jacinto,
aprieta tu cuerpo al mío señor de la noche
y que giman las lámparas apagadas de sed,
libélulas,
rondan las luces del filo, la navaja mira,
ensimismada la tarde que cae en horizonte,
reflejos,
azulados terciopelos acarician nuestros rostros morados,
oropel de la noche nos rasguña los ojos,
mientras azúcar- amor baña la boca,
allí lejos ladra un perro sentado en la plaza,
y un violin gime atolondrado,
flauta traversa,
ríe, silba, pautea, mientras corceles galopan
con el viento azulado bailando pas de deux,
también mi elefante, del sueño despierta,
aprieto pinceles, disparo color azul con megáfono,
el pescador me ofrece una sierra,
muerdo el anzuelo, el pez me mira
me pongo horizontal, para medir el tiempo.
amor, acércate, ¿quieres? ¡ bebamos surrealismo.!
¿QUIERES ? II
y cuando se apaguen las luces
viajemos los espacios
llenos de astros
plenos de nadas;
son ondas de aire enrarecido
que pululan, estorban, gases,
al acecho de tu mirada y mienten,
que fea es la palabra mienten,
ves los elefantes no mienten, zorzales tampoco
ellos zorzalean
se suben al arco iris, y cantan,
y las luces iluminan espacios de nadas,
llenos de nihilismo ardiente,
la metáfora rueda, la imagen vuelca,
apretados estamos entre simientes
lloran sin dar a luz
nuevas vidas, libres de esa nada,
libres sin dedos apretados
miradas rojizas.
vaga la luz entre los astros
vaga la noche, tu y yo, entrelazados,
mientras nos nos cubra la nada y aceche,
la mirada se ciega, y ya no vemos nada.
Amor .¿quieres?
¿algo?
¿ QUIERES? III
el sabor de la vida,
con puré de manzanas, violetas, sonatas,
el destino de todo evaporándose
en volutas de papel y gloriosas fantasías,
se me atragantan ideas,
mientras el piano suena sonata,
los labios trepan por muro con hiedras verdes
y me nace un poema desde la nada misma,
la profundidad de pensamientos largos
que oscilan y bajan la escalera de caracol,
que no lleva a ningún lado
e indica ,para abajo, abajo, lo profundo
ignoto, allegro moderato, perfil de mi gnosis,
continuidad de un piano pianísimo, staccato;
¿adonde estoy?
me sumo a la suma de mis matemáticas,
soy numero primo, raíz cuadrada, cero, mas menos,
¿y el amor donde lo dejastes? me pregunto, callado,
y me mira el elefante, me pregunta con su trompa ¿adonde?
aspiro el aroma de violetas, su pelo olor a eneldo,
y se me cierra el paréntesis, se cierra la formula,
todo se eleva al cubo, suenan sonatas, geometas,
vuelvo al comienzo y miro lo que queda: la nada, nada misma.
¿QUIERES? IV
difícil la vida, ¿que es la vida?
nadie quiere responderme,
silencios,
do re mi fa sol la,
aparece un cuarteto,
hermosa cellista, sonríe extasiada,
me recuerda una brisa, una trucha, .el río,
y por un segundo te me apareces tú, mujer ida,
y me regreso violentamente al antes ¿para qué?
¿el para qué de Heidegger?
¿de Nietszche?
y me vuelvo voluta de jabon tornasolada,
vuelo para mirar desde arriba lo que no se ve desde abajo,
miro el finito en su infinito, su morada invisible,
y caigo en picada sobre la nada y , nada, no estoy,
creo que me fui a buscar esos ojos que me miran,
llevados por una ola del mar embravecido,
y duermo al lado de los siete leones en la isla Eolos,
abro los ojos escalando al cielo,
te aprieto los dedos, me hundo en tu mirada,
¿por qué? Pregunto, ¿para qué, por qué?
nadie me responde, porque estoy en la nada,
sumido en mi todo, con ella y mis volutas.
¿QUIERES? V
vale la pena creer, creerse,
¿quieres creerme amada?
por que me escuchas, ¿no?
¿o te molesta el piano?
pretende ser un dueto, un discurso, humorada,
algo plano, o un cubo, o una forma inexistente desnuda,
un conversar, cruzar miradas, desearnos,
¿Que te parece?, es el amor que esta naciendo,
silencios, ya no nos molestaran los silencios,
aunque callados, son tremendos sus ruídos,
cuando llegan los orgasmos, los corceles galopando,
y los susurros convertidos en guijarros bajando el río,
es hermoso ese despeñadero de aguas blancas,
salpicando las orillas bordadas de pájaros.
¿me escuchas amor?, ¿no? ¿estas dormida?
mientras el piano intensifica sus notas crece la tarde,
y las ramas del sauce nos duermen letargos verdes