un día despacioso de domingo
me tropiezo con hondos y tristes
versos amarillos. Se despierta
mi alma perezosa, queriendo crear
los más bellos poemas nunca escritos.
Ahí estás tú, Miguel, en un bello
soneto, mirando al infinito,
con tus ojos limpios, azul-cielo.
" Hay una muerte lenta que atraviesa
la vida lentamente, lentamente"
Tu aliento me impregna el pensamiento
desde hondos versos a tu muerte.
Me pides que te escriba, te cuente
si el progreso aquí, nos ha llegado.
La España presente nada tiene
de aquella oscura, y triste España
que dejaste. Sin embargo, muchas
cosas no te gustarían.
Siguen los fantasmas acechando,
no aman, son obtusos, no comprenden
el sentido universal, que implica
la palabra... LIBERTAD.
Madrid, 26-2-2.011
Isabel Morión.